El videojuego Q-UP ha sido diseñado como una sátira de la cultura de los esports, donde cada partida se decide mediante un lanzamiento de moneda. Los creadores, James Lantz y Frank Lantz, buscan criticar y al mismo tiempo rendir homenaje a títulos como League of Legends y Overwatch 2. James Lantz, con experiencia en juegos de esports como StarCraft, observa que el título refleja las frustraciones de la comunidad sobre la aleatoriedad y el emparejamiento.
El juego es considerado el "sucesor espiritual" de Universal Paperclips, otro proyecto de Frank Lantz que, aunque parece simple, presenta una complejidad inquietante relacionada con la inteligencia artificial. La premisa inicial de Q-UP puede parecer ridícula, pero esconde una crítica profunda sobre cómo la aleatoriedad se percibe en el ámbito competitivo.
A medida que el juego avanza, los diseñadores incorporan conceptos como la desigualdad de Bell en la mecánica cuántica, ampliando la experiencia más allá de un simple lanzamiento de moneda.